Virgen de Araceli, madre dulce y buena,
que estás en la cumbre guardando a Lucena
contra todo mal
baja hasta nosotros igual que una vena
de amor celestial!
Velón de mil corazones,
Lucena se está quemando
por tu amor en oraciones.
Que por ver la alegría
de nuestra tierra
se ha subido María
sobre la sierra.
Postrados a sus plantas los lucentinos
desde el valle a la sierra con sus canciones
trenzan cordones finos
de corazones.
¡Viva la Virgen bendita
que todo el año nos guarda
y por Mayo nos visita!
José Mª. Pemán